En "aduana" se convirtió la Procuraduría del Edomex

Hay que pasar barras metálicas y hasta tomarse fotografía

La Procuraduría General de Justicia del Estado de México está convertida en un verdadero "bunker", muy lejana de su objetivo social de puertas abiertas y de acercar los servicios a la ciudadanía, que para empezar tiene que tomarse una fotografía personal en la entrada para que le den un gafete y pueda pasar varios filtros de seguridad, lo mismo para la prensa.

Los elementos de seguridad interna aseguraron que por instrucciones del encargado de la PGJEM -Alfredo Castillo, ratificado ayer como procurador general de Justicia-, se reforzaron las medidas de vigilancia y acceso al edificio central y a las agencias del Ministerio Público, a donde diariamente acuden cientos de ciudadanos a levantar sus denuncias con la esperanza de que se les haga justicia.

Desafortunadamente, todo es burocracia y además malos tratos y prepotencia de la policía ministerial y los elementos de seguridad interna de la institución, así como del personal de los Cuerpos de Seguridad Auxiliar que también están en los accesos, por lo que las víctimas de la comisión de un delito salen doblemente agraviadas.

En el acceso principal a las instalaciones, tres chicas, y atrás varios agentes judiciales en calidad de "guaruras", atienden a los ciudadanos que van a iniciar su carpeta de investigación, los forman en hileras y les van tomando a cada uno fotografías personales que ingresan inmediatamente a una computadora, si es la primera vez que acuden a solicitar un servicio.

Si ya han acudido con antelación a la institución, le piden su identificación personal y lo buscan en una base de datos, entregándole posteriormente un gafete con un chip para que pueda ser leído por unas barras metálicas que se abren automáticamente y le permitan el paso, aunque es el primer filtro, porque inmediatamente están los arcos detectores de metales.

Y para que el ciudadano no ande yéndose a otro piso o ande vagando en el edificio sin el "permiso" del área de seguridad, en las distintas oficinas están colocados una especie de semáforos que se prenden cuando detectan al "intruso" e inmediatamente suben agentes judiciales a sacarlo sin la menor consideración, ello independientemente de las cámaras de video que hay por todos lados.

Las mujeres que están a cargo de la seguridad se conducen al igual que los judiciales, con prepotencia y gritos, pues sin preguntar sacan a la gente del lugar sólo porque traen un gafete que no corresponde a esa área, así lo hace la encargada que está en la puerta de acceso a las agencias del Ministerio Público de la oficina central, y que hace comparsa con los policías del Cusaem que le impiden la entrada a la gente que va en grupo.

El mismo trato reciben los reporteros que cubren la fuente de la Procuraduría General de Justicia desde hace años, y que para entrar a la institución también tienen que formarse en las largas hileras y dejarse tomar una fotografía en la entrada como si lo estuvieran "fichando".

El personal de comunicación social continuamente tiene que intervenir porque las quejas de la prensa contra los elementos de seguridad interna se presentan todos los días; incluso hay marcaje personal hasta para ir a los baños, en una clara violación a los derechos humanos.

Redacción--Sol de Toluca