Rechaza NY juicio de 11/9

Esta semana fueron reveladas fotografías inéditas del ataque terrorista.

El mes pasado, el comisionado de Policía, Ray Kelly, develó un plan de seguridad que establecería dos zonas de seguridad alrededor de la corte

Nueva York, Estados Unidos.- La idea del Presidente Barack Obama de juzgar en la ciudad de Nueva York al cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Khalid Shaikh Mohammed, y a sus cuatro cómplices enfrenta cada vez más resistencia en Manhattan, y los vecinos de la corte donde tendría lugar el juicio se han puesto en pie de guerra para evitar que suceda en su patio trasero.

"Todo el barrio se convertirá en una virtual zona de guerra y nosotros acabaremos encarcelados en nuestras propias casas. Es una locura", advirtió a REFORMA Vincent Imberosciano, quien vive en las Chatham Towers, justo al lado del Edificio Moynihan, la Corte Federal del Distrito Sur de Nueva York, en el 500 de la calle Pearl, en el Bajo Manhattan, a dos cuadras de la entrada al Puente de Brooklyn y cuatro del lugar donde se levantaban las Torres Gemelas del World Trade Center.

Desde que en noviembre el Presidente Obama anunció su intención de trasladar a los acusados de terrorismo desde Guantánamo a Nueva York para que sean juzgados donde cometieron sus crímenes, la oposición ha ido creciendo.

Primero, por los riesgos que implica la movida, sabiendo que Al-Qaeda tendría una buena oportunidad para efectuar otro ataque en la Gran Manzana; luego, por los costos que acarrearía para la ciudad implementar un masivo operativo de seguridad, que encima perturbaría a la gente que vive y trabaja en el área.

El mes pasado, el comisionado de Policía, Ray Kelly, develó un plan de seguridad que establecería dos zonas, una "blanda" y otra "dura", alrededor de la corte.

La "zona dura" sería una verdadera fortaleza rodeada por más de 2 mil barreras de metal, con el acceso peatonal y vehicular restringido, supervisada desde el aire por helicópteros, con cientos de policías y perros detectores de explosivos en tierra y francotiradores en los techos aledaños, además de cámaras de seguridad especiales.

En la "zona blanda", peatones y vehículos podrían circular libremente, pero estarían sujetos a revisiones de seguridad aleatorias. El costo anual estimado sería de unos 200 millones de dólares, para un juicio que duraría varios años, por lo que también coincidiría con el décimo aniversario de los ataques terroristas.

"Será como volver a los días después de los atentados, cuando toda la zona estuvo cercada por varios meses; tuvimos que sufrir innumerables complicaciones, revisiones policiales, cortes de tránsito y el constante maltrato policial", se quejó Jeanie Chin, de la Coalición Cívica de Residentes.

El mayor temor es el impacto económico que tendría en este barrio, justo en el extremo de Chinatown, que tardó varios años en reactivarse.

"El juicio destruiría al barrio. Nadie querría venir a tomar algo o comer por aquí. El comercio callejero se acabaría", destacó John Dutsensins, abogado que trabaja por la zona, mientras comía su almuerzo en la pizzería Luna, sobre Park Row.

"¡Que los juzguen en Guantánamo!", subrayó.

Hasta el propio Alcalde Michael Bloomberg, quien al principio había apoyado realizar el juicio aquí, expresó su preocupación.

"Hay otros lugres donde sería más barato y causaría menos inconvenientes para la gente. Espero que el Gobierno federal analice eso", dijo recientemente.

Obama ha sentido los ecos de resistencia, pero todavía no ha indicado su decisión final.

"Si tenemos a una ciudad que dice no y al Departamento de Policía y al Alcalde que dicen que no, entonces eso vuelve todo más difícil. Pero no hemos descartado ninguna posibilidad aún", señaló el domingo.

Mientras tanto, desde el Departamento de Justicia insisten que el sistema penitenciario estadounidensetiene actualmente a varios peligrosos terroristas y no ha habido ningún problema.

Además, hay otros neoyorquinos que creen que un juicio aquí es el mejor mensaje que puede dar la ciudad al terrorismo internacional.

"Les demostraríamos nuestra resistencia y nuestro apego a las leyes frente a la destrucción y el dolor que causaron aquí, donde se perdieron casi 3 mil vidas ese día", apuntó Michael Friedrich, quien trabaja en una tienda sobre la avenida Broadway, no muy lejos de la corte federal de la polémica.

Redacción--Reforma