Atacan embajada mexicana en Chile

El ataque de un grupo de encapuchados contra la Embajada de México en Chile, ocurrido la tarde de este miércoles, fue una acción certera y rápida, que duró sólo un minuto y en la cual la bandera mexicana se salvó de ser quemada.

De acuerdo con el relato del embajador de México en Chile, Mario Leal, los encapuchados –al parecer anarquistas chilenos que suelen realizar acciones de este tipo- cronometraron su incursión y cada uno sabía lo que debía hacer.

El video grabado por la embajada, el cual fue entregado a las policías locales que investigan los hechos, muestra a entre siete y nueve encapuchados de apariencia juvenil que sabían lo que cada uno de ellos debía hacer en los 60 segundos que duró su acto vandálico.

Mientras algunos arrojaban piedras y objetos contundentes contra los vidrios de la planta baja, otros hacían estrellar botellas de pintura rosa y amarilla contra los muros y esparcían volantes en la explanada del inmueble, un edificio de cinco pisos construido en los 90.

Todo ocurrió en el jardín exterior donde está instalada un asta de color plateado a la que uno de los atacantes subió para arrancar el lábaro patrio mexicano, que quedó tirado en el pasto y que otros encapuchados intentaron quemar, lo que no lograron porque el tiempo les ganó.

"Bajaron la bandera del asta, intentaron prenderla, pero se observa que ya había transcurrido el tiempo que ellos calcularon para hacer esta acción y salieron corriendo", sostuvo el embajador mexicano, que se encontraba en su oficina del quinto piso.

"Yo estaba atendiendo una llamada telefónica cuando oí ruidos y el vigilante de recepción me avisó que estaban atacando la Embajada. Bajé de inmediato y sólo alcancé a ver que los jóvenes iban corriendo para un lado y para otro", contó.

Leal señaló que los atacantes nunca intentaron ingresar al inmueble, que se localiza en la calle Félix De Amesti en el exclusivo sector de Las Condes, al oriente de esta capital, donde en los últimos meses se han producido atentados con bombas caseras a sedes bancarias.

Para el embajador, el ataque a la sede mexicana "fue únicamente un acto planeado con la deliberada intención de causar daños al edificio y hacer propaganda para su movimiento", que según todas las evidencias sería de filiación anarquista.

Tras la acción, la Embajada quedó con todos los ventanales de la planta baja rotos o con huellas de los impactos, así como con manchas de pintura en la puerta principal, que tiene un mecanismo de seguridad, con la bandera en el suelo y volantes en la explanada.

Eran pocos minutos después de las 18:00 horas locales (21:00 GMT) y la mayoría del personal de la sede diplomática se encontraba laborando en sus oficinas, aunque sólo algunos alcanzaron a percatarse de la gravedad de los hechos hasta que todo había pasado.

"Se sintieron asustados, sobre todo el vigilante, que estaba en la recepción y que es más chofer que vigilante porque no usa armas, aquí no tenemos armas de ninguna naturaleza", relató el embajador mexicano, que ha estado en permanente contacto con la cancillería de su país

Leal consideró que, por el contenido de los volantes que dejaron en el lugar, los atacantes están vinculados con grupos anarquistas que buscan ocasionar problemas.

"Fue un acto muy bien planificado para hacer daño y llamar la atención", sostuvo el diplomático, que descartó que en su país existan presos políticos, como indican los panfletos que llaman a la liberación de supuestos "secuestrados por el Estado" mexicano.

El acto de vandalismo contra la embajada coincide con las denominadas "Jornadas de Agitación Anticarcelaria del 1 al 12 de febrero por los compañeros presos en México y en el mundo", convocada a través de internet por grupos anarquistas en México y varios países.

Leal enfatizó que los supuestos presos políticos aludidos en los volantes "son gente procesada por delitos comunes, por haber colocado una bomba molotov, por haber asaltado un minisuper o por haber quemado nueve automóviles particulares, cosas por el estilo".

El embajador refirió como detalle que mientras unos pintaban las paredes y realizaban otros actos vándalicos, uno de los jóvenes se dedicó a tomar fotografías de los hechos.

Redacción--Crónica