Ismael “El Mayo” Zambada concede entrevista a Julio Scherer

“Me pueden agarrar en cualquier momento... o nunca”, le dijo Ismael “El Mayo” Zambada al periodista Julio Scherer García.

En una entrevista al capo del Cártel del Pacífico Sinaloa publicada ayer en la revista Proceso, el autor de “La Reina del Pacífico: Es la hora de contar”, dice que el socio de Joaquín “El Chapo” Guzmán le contó que se dedica a la agricultura y la ganadería.

Y también le dijo que siente miedo ante la posibilidad de que lo capturen.

El encuentro con Zambada, escribió Scherer, tuvo lugar luego de que un día de febrero recibió un mensaje en las instalaciones del semanario en el que decía que Zambada, señalado por las autoridades como líder del Cártel del Pacífico, tenía interés en conocerlo.

Así relató las horas previas al acercamiento con “El Mayo”:
Un mensajero de Zambada lo vio un día por la mañana. Abordaron un taxi, después un auto y enseguida otro. Entonces, después de caminar “un rato largo”, llegaron a una vivienda en la que pasaron una noche.

“La casa era de dos pisos, sólida. Por ahí había cinco cuadros, pájaros deformes en un cielo azuloso. En contraste, las paredes de las tres recámaras mostraban un frío abandono. En la sala habían sido acomodados sillones y sofás para unas diez personas y la mesa del comedor preveía seis comensales”, relató.

El periodista aseguró que al anochecer del día siguiente, él y el hombre que lo custodiaba salieron a bordo de una camioneta, que todo el tiempo estuvo escoltada por otra unidad, con dirección al sitio donde conversó con Zambada. Llegaron la mañana posterior.

“Por veredas y caminos sinuosos ascendimos una cuesta y de un instante a otro el universo entero dio un vuelco. Sobre una superficie de tierra apisonada y bajo un techo de troncos y bejucos, habíamos llegado al refugio del capo, cotizada su cabeza en millones de dólares, famoso como ‘El Chapo’ y poderoso como el colombiano (Pablo) Escobar, en sus días de auge zar de la droga”, detalló.

El lugar donde se encontró con él, refirió, era una casa “rústica”.

Con dos habitaciones y dos baños, afuera tenía una mesa de madera para seis personas y bajo un árbol tres sillas mecedoras con una mesa pequeña al centro. Con él se encontraba un grupo de guardaespaldas, quienes portaban una pistola y algunos armas largas.

Le ofreció un desayuno que consistió en jugo de naranja, leche, carne, frijoles, tostadas, quesos y café.

De acuerdo con la publica ción, Zambada le confesó a Scherer que cuatro veces ha estado cerca de ser capturado por el Ejército y que tiene miedo que un día sí logren aprehenderlo, según consta en uno de los diálogos de la entrevista:

¿Qué tan cerca (han estado de capturarlo)?, le preguntó Scherer a Zambada.
“Arriba, sobre mi cabeza. Huí por el monte, del que conozco los ramajes, los arroyos, las piedras, todo. A mí me agarran si me estoy quieto o me descuido, como al Chapo. Para que hoy pudiéramos reunirnos, vine de lejos. Y en cuanto terminemos, me voy”, respondió.

¿Teme que lo agarren?, le cuestionó el periodista.
“Tengo pánico de que me encierren”, confesó Zambada.
Si lo agarraran, ¿terminaría con su vida?, inquirió Scherer.
“No sé si tuviera los arrestos para matarme. Quiero pensar que sí, que me mataría”, dijo “El Mayo”.

Scherer lo retrató como un hombre de 1.80 metros de estatura, con un cuerpo “como una fortaleza” y con un bigote recortado. Ese día, precisó, vestía una camisa verde, pantalones de mezclilla que lucían planchados y una gorra.

Contó que Zambada, de 60 años, le afirmó que no está en contra de que el Gobierno quiera capturarlo pero que sí se opone a las acciones que realiza el Ejército, ya que dijo que “rompen puertas y ventanas, penetran en la intimidad de las casas, siembran y esparcen el terror”.

Además, “El Mayo” aseguró que la dinámica y la influencia del narcotráfico no cambiaría un ápice si él fuera capturado, pues es un negocio que involucra a millones de personas.

“Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió”, le aseguró a Scherer.
¿Nada, caído el capo?, insistió Scherer.

“El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí”, aseguró Zambada.

“El Mayo”, indicó Scherer, cree que la guerra del Gobierno federal en contra del negocio de las drogas está perdida y que nadie puede poner fin a la problemática que ha tenido lugar por tanto tiempo.

Dijo que los colaboradores del presidente Felipe Calderón le mienten, ya que son falsos los avances que le dicen se han logrado en su acometida contra el crimen organizado.

“El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción”, le dijo Zambada al presidente del Consejo de Administración de Proceso.

Y usted, ¿qué hace ahora?, le cuestionó Scherer.
“Yo me dedico a la agricultura y a la ganadería, pero si puedo hacer un negocio en los Estados Unidos, lo hago”, dijo Zambada, quien calificó como una “tontería” que Joaquín “El Chapo” Guzmán fuera catalogado por la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo.

¿Podría usted figurar en la lista de la revista?, preguntó el periodista.
“Ya le dije. Son tonterías”, reiteró.
Zambada negó también las versiones acerca de que él espe raba a “El Chapo” Guzmán afuera del penal de Puente Grande, de donde éste último se fugó el 20 de enero de 2001.

“El Chapo Guzmán y yo somos amigos, compadres y nos hablamos por teléfono con frecuencia. Pero esa historia no existió. Es una mentira más que me cuelgan. Como la invención de que yo planeaba un atentado contra el Presidente de la República. No se me ocurriría”, le aseguró Zambada a Scherer.

De lo que no quiso hablar fue de su hijo, “El Vicentillo”, recientemente extraditado a Estados Unidos. “Hoy no voy a hablar de mijo. Lo lloro”, se limitó a señalar.

Dijo tener una esposa, cinco mujeres, quienes señaló que estaban ahí en los ranchos, 15 nietos y un bisnieto. Aseguró que el monte era como su casa, su familia, su protección.

Antes de concluir el encuentro, relató Scherer, fue Zambada quien le soltó una pregunta.
“¿Usted se interesa por el Chapo?”.
Sí, claro.

¿Querría verlo?, insistió ahora Zambada.
Yo lo vine a ver a usted, atajó Scherer.
¿Le gustaría...?, acometió el capo.
Por supuesto, asintió el periodista.

Voy a llamarlo y a lo mejor lo ve, remató “El Mayo”.
Antes de posar para la foto que selló el encuentro, una respuesta de Zambada ya había robado una sonrisa a Scherer.

¿Cómo se inició el narco?, preguntó el fundador de Proceso.
“Nomás”, respondió Zambada.

¿Nomás?, insistió Scherer.
Y “El Mayo” lo ratificó: “Nomás”.

Redacción--Elimparcial.com

"De las mejores entrevistas a nivel profesional del maestro Julio Scherer, realmente estupenda"--Toluca Noticias