Que Laura Bozzo te ayude Charlie Sheen
El sueño de la fama produce monstruos. También los medios de comunicación. En las últimas semanas el actor Charlie Sheen ha sido noticia. Desde su altercado con una actriz porno en el Hotel Plaza de Nueva York, su decadencia, provocada por el consumo abusivo de drogas, fue expuesta en la televisión, revistas y tabloides.
Los comediantes se encontraron con excelente material para sus bromas y comenzaron las imitaciones, los comentarios, las burlas. Día tras día, despertábamos con una noticia sobre la estrella televisiva en todas las cadenas; Charlie Sheen fue abandonado por su publicista, despedido del show Two and a Half Men, apareció en una entrevista hablando de sus dos diosas (una de ellas actriz porno), manifestó su pasión por la sangre de tigre e insultó en una emisora de radio a los productores de la serie en la que trabajaba citando el nombre hebreo de su jefe (algunos dicen con intenciones antisemitas).
Finalmente, el actor, en una entrevista para la revista Life & Style confiesa que necesita ayuda para evitar los impulsos suicidas. Sus abogados, dice Sheen, quieren venir a su casa a quitarle las balas de su pistola. Se siente incapaz de soportar la pérdida de la custodia de sus hijos y reconoce estar perdiendo la cabeza. Uno de sus allegados describe la situación en la que se encuentra la ya deteriorada celebridad: “es un verdadero peligro para sí mismo, una bomba de relojería, podría cometer un suicidio en cualquier momento.”
Se supone que si esto sucediera, sería una gran sorpresa, una noticia impactante, una nueva exclusiva. Entonces, nos podríamos preguntar qué clase de interés sociológico-mediático posee Charlie Sheen y por qué nos apasionó tanto devorar los restos enlatados de su mísera existencia.
Cuando el actor perdió el control de su propio ser, actuando de manera asilvestrada, sin asesores que le aconsejaran no dar entrevistas, dando claras muestras de desequilibrio como consecuencia del consumo ilimitado de todo tipo de drogas, los medios de comunicación vieron una presa accesible, que reposaba fatigada y vulnerable en el paraíso tragicómico de Beverly Hills.
Allí estaba Charlie, en su mansión, delante de la cámara, con gestos nerviosos, aguzando su ingenio. Repitiendo una y otra vez que la gente había mal interpretado su enfado apasionado, que no hay drogas en la casa, que se lo pasa genial con las “diosas” y sus hijos de dos años, que todos conviven en perfecta armonía como una familia feliz.
Charlie Sheen es una persona enferma —afectada por las sustancias que consumió— que necesita, claramente, ayuda. Sin embargo, mientras su degradación continúe, los ratings seguirán subiendo de manera vertiginosa, y el interés general (mundial) que generan sus reportajes y entrevistas se mantendrá en perfecto estado. No faltarán las cámaras para grabar hasta el último acto de la tragedia, si su destrucción es rentable, habrá Charlie para rato. El negocio es el negocio.
Redacción--impre.com
Que Laura Bozzo te ayude Charlie Sheen
Reviewed by Toluca Noticias
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3/09/2011
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