En plantel UAEM estudiantes dan golpiza a sujeto

Lágrimas de coraje, impotencia y desesperación cubrieron el rostro de una familia cuando de manera artera, dentro de un plantel escolar incorporado a la UAEM, sufrieron tremenda golpiza por parte de un grupo de "estudiantes". Pero mayor indignación les provocó cuando el director protegió a los agresores, les cerró la puerta de salida y "movió sus influencias" para que los "porros" no tuvieran mayor problema con las autoridades ministeriales, pues de agresores prácticamente quedaron como víctimas, al abandonar dicho espacio sin mayor problema, mientras los agredidos, además de sufrir los golpes físicos y el dolor por la tunda, resintieron vejaciones en las instancias de Procuración de Justicia.

Todo inició el pasado jueves al filo de las siete de la mañana -reveló Mario Nava Colín con el rostro aún marcado por los golpes sufridos- cuando enfadado porque a mi hijo le habían robado su autoestéreo del automóvil Volkswagen Golf, con láminas LRY 63-04, decidimos acompañarlo hasta el Centro Universitario Horacio Zúñiga, asentado en la colonia Dos Caminos, en Otzolotepec, para dialogar con el director.

Pero justo al momento de llegar al estacionamiento arribaba el autobús escolar con decenas de estudiantes. De ahí descendieron los ladrones que de inmediato fueron reconocidos tres de ellos por mi hijo Jorge Luis Nava Pineda. El día del robo, abundó, mi vástago arribó hasta su vehículo, pues dentro de la unidad estaba Marco Antonio "el Toro" y "el Charly" afanados en robar el autoestéreo. Mientras otro, identificado como Miguel, les "echaba aguas". Este grupo de "estudiantes" tiene atemorizados a todos los asistentes al citado centro de estudios, pues son verdadero grupo de "porros" que hacen y deshacen a su voluntad, ante la complacencia del director Juan Antonio Colín Ortiz.

Cuando el grupo de vándalos nos vieron, refirió Nava Colín, de inmediato "el Toro" -un sujeto bastante corpulento- comenzó a insultarnos: "¿Qué quieres vejete hijo de...? También te vamos a romper la m... como a tu hijo. Quién le manda no saber meter las manos". Así siguió con sus palabras altisonantes y de manera repentina me propinó el clásico descontón.

Al caer al piso de inmediato varios de sus compinches comenzaron a darme puntapiés durante varios minutos -rememoró con rabia-. Yo sólo atiné a cubrirme la cara para evitar más daño. Cuando cesaron los golpes pensé que todo había terminado. Pero al incorporarme con el rostro bañado en sangre descubrí con horror que tanto mi esposa -Rosario Pineda Toledo- como mi hijo estaban en el piso mientras los "porros" los pateaban de manera inmisericorde. Después de su acción los rijosos penetraron a las instalaciones donde fueron protegidos por el citado director.

Al recuperarme un poco de la tunda intentamos abandonar el plantel, pero el director mandó cerrar la reja y prácticamente nos mantuvo cautivos, en tanto solicitábamos la presencia de la policía. Mientras tanto, la profesora Rafaela Esquivel Carbajal -orientadora en el citado plantel- intentaba convencernos de no denunciar a los malandrines. Varias horas después arribó una patrulla de la Agencia de Seguridad Estatal y hasta las diez de la noche nos trasladamos hacia el Ministerio Público de Xonacatlán, donde salieron a flote las "influencias" del director y alertados que dicho funcionario había recibido quince mil pesos para hacerse de la "vista gorda" preferimos canalizar la denuncia hacia la agencia central de la PGJEM. Pero todo fue en vano. Cuando arribamos, el licenciado Octavio Ortega Acosta, titular de la mesa tres del tercer turno, dio trato preferencial al director y por dicho motivo los alumnos agresores pudieron cenar tranquilamente mientras a nosotros nos dejaron encerrados en tal instancia sin desayunar, comer o cenar, además del dolor por la golpiza.

Todo cambió, y de agredidos, fuimos señalados como agresores. Hasta la médico legista sobajó a mi hijo, quien fue canalizado hacia la agencia especializada en adolescentes, como si fuera un criminal, al señalarlo que estaba flaco, pero con "buen paquete", eso no se vale, externó.

Nosotros somos las víctimas y exigimos que la Universidad Autónoma del Estado de México tome cartas en el asunto para revisar el Centro de Estudios Universitarios Horacio Zúñiga, pues cuando existe roces entre alumnos son conducidos hasta el gimnasio para que literalmente "se pongan los guantes". Eso es bestial, reiteró el enfurecido padre de familia, quien aún muestra en su rostro las huellas de la golpiza propinada por los "estudiantes".

Redacción--Sol de Toluca