Gobierno Edo Mex maquilla desempleo: Gómez Alcántara

Antonio Gómez dictó conferencia sobre el tema.

Toluca.- El catedrático de la Universidad Autónoma del Estado de México, Antonio Gómez Alcántara, dijo que las cifras sobre desempleo que maneja el gobierno del estado son maquilladas y señaló que no existe paz laboral y esto significa que hay una recesión económica.

Añadió que el desempleo en el estado es abrumante, “yo no sé por qué lo tapan y maquillan, dicen que es de 5.6 por ciento pero eso que se lo platiquen a otro. Las 10 mil demandas en las juntas y todos esos son gente que no tiene empleo, el gobierno no tiene actualmente una medición real del desempleo en México porque le gana el subempleo, los ambulantes y no sabe dónde contar”.

Mencionó que las relaciones laborales van en detrimento desde 1970 y que actualmente estamos totalmente rebasados en la legislación, pues los patrones, trabajadores y gobierno la pasan por alto. “Nuestra Ley Federal del Trabajo ha sido flexibilizada para servir a intereses de unos y otros”.

En el Congreso de la Unión hay más de 90 proyectos para modificar la ley en la materia y se espera que la llamada “Ley Lozano” pudiera tener resultados de consenso entre patrones y trabajadores, dijo.

“El no poner atención a las relaciones laborales y a una auténtica y eficiente política laboral nos va a llevar al deterioro de la economía del país y a estar cada día más pobres y con más desigualdades”.

Señaló que las Juntas de Conciliación y Arbitraje en Toluca y Tlalnepantla reúnen 7 mil 500 demandas de trabajadores insatisfechos por despidos injustificados, esto sin considerar rezagos de años pasados; tan sólo en la primera junta hay 2 mil 500 procesos y en la segunda 5 mil.

Aseguró que a mediados de año en la Procuraduría de la Defensa de Trabajo y las juntas de conciliación hay más de 700 millones de pesos en convenios extra juicio para trabajadores.

Los juicios duran de dos a tres años, computados en salarios caídos independientemente de que el trabajador ya labore en otro lugar, cuando deberían tardar tres o cinco meses máximo, con una ventaja para el obrero que sabía su destino y del patrón de cuánto tendría que pagar.

Redacción--Milenio