Muammar Gaddafi contra las cuerdas

Los libios salieron a festejar la entrada de la insurgencia a Trípoli en las calles de varias ciudades del país, como Benghazi.

El Gobierno de Muammar Gaddafi aseguró que la resistencia sigue; países africanos ofrecieron asilo al líder

Trípoli, Libia.- El régimen de 41 años de Muammar Gaddafi en Libia estaba acorralado la noche del domingo.

Con el respaldo de las fuerzas de la OTAN, los insurgentes entraron ayer a la capital Trípoli, último bastión del coronel Gaddafi, como parte de la operación "Sirena del Amanecer", lanzada desde la noche del sábado tras seis meses de conflicto.


Sin encontrar demasiada resistencia, los rebeldes llegaron por la noche hasta el centro de la ciudad y ocuparon la Plaza Verde, tradicional lugar de encuentro de los partidarios del régimen, según imágenes de la televisora árabe Al-Jazeera.

Mientras celebraban con disparos al aire el éxito de la operación "Sirena del Amanecer", los opositores rebautizaron el simbólico sitio como Plaza de los Mártires.

El Consejo Nacional de Transición, que agrupa a la Oposición libia, aseguró que casi la totalidad de la capital estaba bajo control de los insurgentes, excepto el fortificado complejo residencial de Gaddafi, cerca de donde seguían registrándose enfrentamientos.

Más temprano, los medios oficiales transmitieron dos mensajes de audio en los que el dirigente libio advirtió que Trípoli sería escenario de una masacre y aseguró que no abandonaría el país.

Hasta el momento, no se conocía el destino del Mandatario. Aparentemente, la Unión Africana le habría ofrecido asilo en Angola o Zimbabwe.

En tanto, la Corte Penal Internacional confirmó la detención de Saif al-Islam, hijo de Gaddafi, quien enfrenta una orden de arresto internacional. Otros dos hijos del líder libio también habrían sido aprehendidos.

Mahmud Jibril, uno de los principales responsables del rebelde Consejo Nacional de Transición (CNT), advirtió a los combatientes que aún había focos de resistencia en la ciudad y les pidió abstenerse de cometer actos de venganza.

El avance rebelde enfrentó poca resistencia en las calles de la capital. Según varias informaciones, la guardia del líder libio habría desertado.

Sin embargo, el portavoz de Gaddafi, Musa Ibrahim, afirmó en una conferencia de prensa, que el régimen seguía siendo fuerte y que miles de voluntarios y soldados están listos para la batalla.

Al menos mil 300 personas, aseguró, murieron en Trípoli en las últimas 24 horas, principalmente debido a los bombardeos de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). No fue posible verificar este balance.

A finales de marzo, la OTAN asumió el mando de la coalición internacional que interviene en Libia bajo mandato de la ONU para proteger a la población civil de la sangrienta represión ejercida por las fuerzas de Gaddafi.

En la ciudad de Benghazi, epicentro de la rebelión en el este de Libia, decenas de miles de personas invadieron las calles para celebrar el cercano fin del régimen.

En tanto, la comunidad internacional reaccionaba ante los eventos en el país africano.

Desde sus vacaciones en Martha's Vineyard, el Presidente estadounidense, Barack Obama, emitió un comunicado en el que afirma que el régimen de Gaddafi alcanzó su "punto de quiebre" y que el Gobernante debía dejar el país ahora para evitar un mayor derramamiento de sangre.

Más temprano, la Casa Blanca había instado a los rebeldes a organizarse para llevar a Libia a una transición democrática.

En tanto, los Gobiernos de Gran Bretaña, Francia e Italia coincidieron en que el final de Gaddafi estaba cerca.

Redacción--Reforma