Apocalipsis que viene para DF y Estado de México

Guillermo Bermúdez y Martha Elena García, autores del libro "México D.F. El desastre que viene"

No se necesita ser adivino, "chamán" o Nostradamus, para saber que el Distrito Federal y los más de 55 municipios conurbados del Estado de México están expuestos a graves catástrofes como sismos, cambios climáticos, contaminación del aire, abasto y desabasto de agua, inundaciones o la erupción de un volcán, subrayaron los investigadores Guillermo Bermúdez y Marta Elena García.

"El Distrito Federal es una ciudad vulnerable que no debió ser, que está asentada en una zona lacustre con lagos desecados, que ha crecido exorbitante y caóticamente por falta de planificación, que sigue desarrollándose con la misma infraestructura y que no satisface las necesidades de convivencia de sus habitantes", subrayaron.

Precisaron que el territorio mexiquense también está expuesto a este tipo de problemas, porque "rodea a la capital del país, en un abrazo mortal", y se suma a ella en un área compartida, ya que "geográficamente ocupan el mismo espacio; ahí también había lago, el de Texcoco, y se enfrenta a problemas como la amplificación sísmica o cercanía al volcán Popocatépetl".

Durante la presentación del libro "México, D.F. El desastre que viene", los también periodistas mencionan que de 1978 a 1999 los desastres naturales en el país se incrementaron 5 por ciento, y con ello, el riesgo de que se registre alguno.

Acompañados de investigadores y funcionarios de la UNAM, como Carlos Valdés González y Juan Tonda Mazón, advirtieron que la zona metropolitana se encuentra en un precario equilibrio, en donde una lluvia de ceniza de 5 centímetros sería terrible.

"Es latente el riesgo de que ocurra un desastre. La gente dice que el Popocatépetl no hace nada, pero el peligro existe", reiteraron.

Bermúdez y García agregaron que la ignorancia e indiferencia de sus habitantes es uno de los grandes problemas, ya que es necesario que tomen conciencia de su vulnerabilidad.

Pusieron por ejemplo que las personas que carecen de un techo sólido tienen el riesgo de que se les venga abajo con una granizada o ceniza volcánica, o el peligro que ocasiona que vivan en un cauce antiguo.

También se requiere la modificación de muchas políticas públicas, como hacer más riguroso el control de actividades urbanas, sobre la contaminación del agua y sobre reglamentos de construcción, además de hacer campañas permanentes de protección.

"Después del sismo de 1985 cambiaron los lineamientos de construcción, sin embargo la sociedad de ahora no es la misma que la de hace 25 años, además de que la corrupción ocasiona que dichos reglamentos no se cumplan".

Indicaron que aunado a ello, se tienen que poner de acuerdo autoridades federales, estales y municipales, a fin de prevenir que fenómenos naturales se puedan convertir en catástrofes.

Redacción--Sol de Toluca